Desde su inauguración en 1927 en Portal del Ángel, la Escuela de Dibujo y Pintura Sainz de la Maza (llamada “academia” o “escuela” indistintamente por sus alumnos) viviría con el pintor. En 1947 quedaría ubicada en el paseo de Gracia, en los mismos locales en que años antes había tenido su estudio Santiago Rusiñol, y en los últimos años del artista se trasladaría a la calle Muntaner, donde feneció al faltar su fundador y único pedagogo.
A lo largo de más de 50 años de enseñanza, acudieron a sus clases tanto futuros artistas como arquitectos. Alguno de ellos tan reconocidos como Xavier Blanch, Freixas Cortés, Francesc Todó, Carlos Ballesteros, Manuel Solá Morales, Federico Correa o los hermanos Milà.
“Yo soy de la escuela de Sainz de la Maza’ esta frase, evidentemente pronunciada por un pintor, es muy fácil de oír hoy en día en Barcelona. Cuando uno visita los museos y pinacotecas acaba creyendo que las “escuelas” pictóricas son cosas acabadas en el Renacimiento, pero no es cierto. Todavía existen grandes artistas que paralelamente con su actividad creadora desarrollan una labor formadora. Unos las llaman academias y otros, más modestamente, estudios, aunque ambos vengan a desempeñar la misma función que hacían antes los estudios de grandes genios del arte: formar nuevos valores.”
“Francisco Sainz de la Maza, hermano del célebre guitarrista Regino Sainz de la Maza, es uno de los modernos pintores con ‘escuela’: por sus cursos pasan todos los años una riada de aspirantes a artistas.”
V. Popescu. No se han acabado las escuelas pictóricas.
Sábado GRÁFICO. 1958; 96:14-15